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¿El bilingüismo flexibiliza nuestra mente?

¡Sí!

¿Sabemos exactamente cómo es que esto ocurre? No. La investigación todavía no ha descubierto todas las claves de este enigma, pero sí hay información que lo corrobora.

El impacto del bilinguismo

Un cerebro bilingüe es diferente en su fisiología y en su función porque en él se activan distintas áreas de neuronas y porque en estos cerebros se ve un aumento de la sustancia aislante que recubre las conexiones nerviosas que llamamos materia blanca.

 

¿Y cuál es el resultado de estas diferencias fisiológicas y funcionales? Pues mentes que son más atentas, más flexibles, más eficientes, que resuelven mejor los problemas, con mayor memoria y que se concentran mejor. No está mal, ¿no?

“César Ávila, catedrático de Psicología Básica de la Universitat Jaume I de Castellón e investigador del grupo de neuropsicología y neuroimagen funcional de Brainglot opina sobre este tema. Después de comprobar con técnicas de resonancia magnética qué pasa en el cerebro de personas bilingües y monolingües al realizar tareas que no son lingüísticas, sino de control ejecutivo, de atención, Ávila asegura que “crecer en un entorno en el que se usan dos lenguas y has de cambiar constantemente de una a otra hace al cerebro más flexible al ambiente y otorga más capacidad de cambio cognitivo”, lo que podría incidir también en la forma de ser”, nos dice Mayte Rius en La Vanguardia.

Así, si planeas tener un niño o niña, darle una educación bilingüe será una gran cosa.